Yo vs Vesícula: la ruptura

By Buba Cure

Se acercaba sospechosamente mi cumple, y ya sé que el hecho de cumplir años amerita una celebración y que personas por este hecho se deprimen o lo ansían (por su mega reven o peda en el mejor de los casos). Pero yo, estaba con un dolor marca diablo ubicado a lado derecho del estómago por debajo de las costillas, en pocas palabras ese mal llamado gancho al hígado o patada de caballo. Porque sí, es un dolor bien cabrón.

Mi vesícula y yo nos peleamos a muerte y ella decidió firmar su acta de renuncia por malos tratos y horas extras de vida; así se demandó exigiéndome una operación ( carísima) y muchos cuidados después de ésta y para el resto de mi vida, pinche abusadora, para que se llevara a cabo nuestra ruptura. Esos eran los términos que ella me había impuesto y no había de otra, si yo interpelaba su petición tendría que firmar mi sentencia de muerte. Por mi parte, intente revelarme y en una acto de protesta le dí en la madre con un remedio chino que alguien me recodó y consistía en tomarme aceite de oliva con limón, claro por aquello del mal sabor. Así organicé una party y mientras todos tomando chelas, vodkitas y tequila yo con mi caballito de aceite de oliva y mi limón. La música era perfecta, la fiesta súper divertida, mi plan iba marchando bien y en las primeras horas de la fiesta todo iba de lujo. La bebida exótica y yo le estábamos dando en la madre a la vesícula y a su indisciplina, es más todos brindábamos diciendo: pa´ que se eduque!!!! pero antes de que terminara la fiesta yo no aguante más de terminé vomitando todo aquel líquido de los dioses. Y casi en el hospital. Pero no pudo contra mi. jajaja

Al otra día la pinche cruda moral y con el dolor a todo lo que da. Ahora mi vesícula me mandó a su abogado y pues ni modo me tuve que chingar. La cita era el 11 de julio para la separación. Yo deprimida, muerta de miedo, con cierto resentimiento hacia ella, hacia la ingrata, hacia esa que me había hecho tan feliz pero ahora sólo me da dolor.

Llegó el día y bueno, yo de gala con un vestido verde agua, precioso, de una sola pieza, con un escote en la parte de atrás y unas hermosas sandalias de piso. En el lugar se encontraba mi familia, porque estaba a punto de dar un paso importante en mi vida, era la primera vez que yo me separa de alguna parte de mi cuerpo y de qué manera. Obvio el nervio estaba presente, la angustia y la tristeza por la gran perdida.

Mi vesícula llevaba un vestida raro entre un rojo intenso con tonalidades amarillas, iba por supuesto gloriosa por haberme ganado la mayoría de las batallas, estaba inflamada de tanto ego. Ella sólo llevaba como unas 70 piedras, estás de tamaño caricaturesco, o sea, enanas y amarillas. La maniobra duró aproximadamente una hora. Según el juez que es una persona fina, distinguida y muy recomendable. Luego les paso los datos.

A mí me duró casi un día salir del shock por mi gran perdida, me dolió realmente dolió; creo que ella ahora se encuentra en un mejor lugar, me dijeron que la vieron en formorolandya nadado y divirtiendo de lo lindo junto con sus amigas, bueno no con las 70, porque tuve problemas con algunas de ellas.

Qué lástima porque yo le ofrecía una mejor vida dentro de vísceras y una vida junto con el hígado. En fin, ahora yo me encuentro bien, ya no resiento su ausencia, ahora ya ni me acuerdo de ella, ahora soy feliz porque no te tengo. De ahora en adelante aprenderé a vivir sin ti.

GRACIAS A JUAN PABLO SÁNCHEZ POR LAS IMÁGENES.